Esta es una petición que recibo con cierta frecuencia. La misma frase con diferentes finales: dislexia, TDAH, Altas Capacidades… Padres, madres e incluso profesionales (psicólogas y orientadoras), la hacen con la mejor de las intenciones, porque desde luego responde a una manera de mirar la neurodiversidad que es predominante en nuestro mundo hoy en día.
Sin embargo, me gustaría hacer una reflexión que sirva para afrontar el tema de la evaluación psicopedagógica y la neurodiversidad de una manera cuidadosa con la identidad de las personas que tienen diversas maneras de aprender o de abordar su vida.
Una pregunta fundamental en este tema es ¿Para qué evaluamos? Confieso que, durante mucho tiempo, no tener clara la respuesta a esta pregunta, me hizo huir de la Evaluación Psicopedagógica y solo cuando encontré un abordaje al que le encontré sentido he retomado esta tarea. La evaluación, el diagnóstico, solo tiene sentido si nos aporta un mapa del terreno que nos toca recorrer. Si lo miramos desde la perspectiva de los profesionales, evaluamos para saber cómo intervenir, de qué manera ayudar mejor a la persona con la que estamos trabajando. Si lo miramos desde el lugar de la persona a la que evaluamos, el mapa le ofrece una manera de entenderse a sí mismo y y por tanto, no perderse. Y a padres y madre, les ofrece un mapa sobre cómo educar.
Pensemos ahora en la imagen que se construye en nuestras mentes cuando decimos una de esas etiquetas diagnósticas (Dislexia, discalculia, TDAH…). Yo he hecho la prueba en una de las asignaturas que imparto, dirigida a futuras orientadoras, y las imágenes que aparecen tienen más que ver con obstáculos que con caminos. Las experiencias a este respecto son muchas y variadas, tanto en la relación con las personas evaluadas, como por aquellas que les acompañan: padres, profesores, compañeros… A continuación, pondré algunos ejemplos sobre esto, pero antes diré que todos ellos ocurren en una “corriente” tan potente de la manera de entender la neurodiversidad que es realmente difícil salirse de ella.
A menudo, llegan a mi consulta familias cuyos hijos o hijas, han sido evaluadas hace tiempo y, aun así, siguen sufriendo los obstáculos de recorrer un camino para el que no tienen un mapa claro. A menudo en estos casos, me encuentro que padres y madres hacen afirmaciones como estas: “es un desastre, claro, como tiene TDAH” o “Es imposible ponerle límites, no es capaz de cumplir las normas”. La etiqueta se convierte, tanto en una “excusa” para no actuar, como en una losa para la construcción de una identidad que ayude a afrontar la vida.
También en los centros educativos, me encuentro ejemplos parecidos, en los que la etiqueta diagnóstica se convierte, bien en un arma arrojadiza: “tan superdotado, tan superdotado y no sabes hacer esto” (esta frase, la he escuchado tal cual); o bien en una manera de acolchar la realidad de tal manera que la persona no puede desplegar todos sus recursos. Una y otra manera, afecta también al resto del grupo que observa y vive como injustas ambas.
Es necesario encontrar otra “corriente” que pase cerca de la que estamos para poder salirnos de la anterior. Yo por suerte, la he encontrado, se llama Modelo Humanista Estratégico, creado por Carme Timoneda un amplio y variado equipo de profesionales con los que lleva años colaborando. Se trata de una manera de afrontar la ayuda a las personas que se han encontrado obstáculos en lo académico o en la gestión de su vida, que prima a la persona, que trata de entenderla, comprendiendo el funcionamiento de su cerebro, tanto a nivel cognitivo como emocional y a partir de esa comprensión, trata de diseñar un mapa, tanto para los profesionales (orientadoras y profesoras) como para las familias y los niños y niñas que les permitan no “tropezar” tan a menudo.
El lenguaje, construye realidades, por eso, mi propuesta es que digamos: “busco un centro que me ayude a entender cómo funciona el cerebro de mi hijo/a”, o vamos a realizar una valoración para entender la manera de aprender de este alumno/a y poder ayudarle. De esta manera, esta “corriente” terminará tomando fuerza.